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jueves, 22 de noviembre de 2018

Luz en el océano profundo

Soy como una luz en el océano profundo. A veces la oscuridad me envuelve más que la luz que pueda penetrar mi carne y pensamientos. Aquí van algunas ideas que me han ayudado en esta etapa de tristeza y dolor:

-Escribir algo positivo. Recordar que la psicóloga  alguna vez me dijo que en el día también me pasan cosas bellas y debo aprender a reconocerlas y consignarlas.
-Ya déjala. No le gustas y no te gusta. Nadie se gusta. Déjala ir. No la atormentes más. Para que obsesionarse con algo que no funciona, ni funcionará. Cada palabra y pensamiento que le digo la hiere y le hace daño. Este blog es molestia y fastidio para ella. Esta repetición la ha cansado y amargado.
-El hoy es para siempre. Es una frase de mi padre. Hoy es el día que tengo para vivir con toda la plenitud del caso. Eso no significa que siempre estoy con una carcajada pero puedo estar tranquila o triste o enfada y ese es el día que debo hacer llevadero.
-Sigue mirando el cielo. Admira las nubes y el color del cielo. Las formas. Déjate sorprender.
-Escribe y no te rindas. Eres terca y esa terquedad la puedes convertir en constancia. O la obsesión malsana de perseguir a alguien la puedo enfocar en aprender inglés o leer cuentos o escribir o dibujar.
-Se que he hecho cosas malas, pero no soy mala del todo. Algo bueno puedo tener y puede ser la capacidad de expresarme con el papel: ser honesta conmigo misma.
-El amor es infinito y no se encuentra en una sola persona. Está en una simple conversación, en una imagen, en una acción, en un acto cotidiano.
-Siempre estarás sola. Has estado sola toda la vida y hoy te aferras a algo que sabes que no hay nada. La soledad será tu bandera. Será tu premio a la libertad. Nada de apegos.
-Una pequeña sonrisa puede inyectarme mucha energía. Vamos adelante. Vamos a correr con este cuerpo pequeño y delgado.
-Mueve tu cuerpo con una canción.
-Escucha a LP y a Julien Baker.

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