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jueves, 10 de octubre de 2019

Les maitres fous


Les maitres fuous traduce Los maestros locos, título de la película de Jean Rouch. Ganó un premio como cine etnográfico, geográfico y turístico, según los intertítulos de la película, en el Festival Internacional de Venecia de 1957. La película acontece en la capital Acra de Gahna, descrita como una babilonia negra de África occidental porque allí llega población de los países de Nigeria -occidental- y Sudan, así como es una ciudad con ruido y tráfico constante.

La película es sobre un ritual de la secta religiosa Abraham. Sus integrantes se reúnen para celebrar y realizar el ritual el día domingo. Es una secta compuesta por personas heterogéneas. Así que mediante planos generales descriptivos en Acra, se presentan los oficios y actividades diarias de los personajes de la comunidad religiosa. Los integrantes son hombres y mujeres adultos, entre los 20 a 50 años de edad aproximadamente.

Para analizar este ritual, me sitúo desde el referente de la religión católica de la cultura occidental de la cual hago parte y del ritual del yagé de los indígenas Ingas de Colombia, ceremonias en las cuales se identifican de forma general algunas características comunes. En estos rituales se asiste como comunidad a una ceremonia. Hay una ofrenda o sacrificio que se ofrece a los dioses, en el cual los participantes cantan y mueven el cuerpo. También hay un líquido especial y un lugar para disponer el cuerpo como comunidad y los integrantes puedan entrar en trance. Es necesario un agotamiento físico y mental del cuerpo para renovar su espíritu.

La secta Abraham va a un lugar en medio de la naturaleza, el cual está lejos de la ciudad. Hay unos árboles y un espacio demarcado donde están el altar de hormigón con termitas, el fogón, el altar de sacrificio, la bandera Unión Jack y una cerca. Hay reglas en el ritual. En medio del trance, al descontrol corporal y mental se siguen unas reglas, en las cuales hay un gobernador que dirige la ceremonia. Varias personas parecen estar poseídas y sus gestos y movimientos corporales desenfrenados son acompañados por secreciones que expulsan de la boca, mientras hablan o hacen ruidos incomprensibles.

La sangre del carnero y el pollo ofrendados se exponen como símbolo de una violencia necesaria para estar bien. Posteriormente, el perro es sacrificado como símbolo de poder. La sanación llega con la comida de un perro y el caldo de la cocción es bendito. Así que la sangre de otro ser se ofrece para redimir los pecados y las culpas. Las personas cogen calientes el perro. Hay discusiones y se retoma el control con el poder del gobernador.

Y ese poder también se expresa en roles jerárquicos que imitan al ejército inglés. De igual manera, el ejército es un símbolo de control ejercido a través de la fuerza física, pero en el ritual expresa control y contención de la fuerza espiritual. El ritual busca que los miembros de la secta tengan un equilibrio. Así que hay un sincretismo de la colonización inglesa con la cultura de esta secta religiosa de Acra.

Aunque el ritual parece una ceremonia descontrolada, hay una serie de reglas que se siguen para los miembros nuevos, los pecadores, para toda la secta. Se develan discusiones y acuerdos entre ellos en el ritual. El gobernador controla las fuerzas espirituales que emergen del ritual.

La cámara describe en planos generales los pasatiempos de los personajes antes de partir al ritual: duermen, leen el periódico, tocan un instrumento musical y juegan cartas. La cámara parece un participante más del ritual por ser un testigo que llega a tomar primeros planos y planos generales de la ceremonia. La película narra cómo es el antes, durante y después de los miembros de la secta Abraham, con el fin de mostrar que son personas que conviven en la sociedad y que no son seres extraños o enfermos mentales, aunque en algún momento hace un comentario irónico en voz en off y de forma visual sobre un hospital mental.