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miércoles, 21 de agosto de 2019

No soy nada, soy marica

En 2017 me declaré lesbiana, después de haber tenido sexo con Lucía. Pero antes de nombrarme lesbiana ya algunas personas me nombraban lesbiana porque hace cinco años me corté el pelo y tengo la cabeza rapada. O también me habían dicho lesbiana por ser feminista. No me considero feminista porque soy más machista que feminista pero los feminismos me hacen preguntarme por la mujer que soy. Me considero mujer así parezca masculina. La sexualidad se impone. Casi nunca tengo sexo. Así que no soy lesbiana, ni bisexual, ni pansexual. Soy una persona soltera, eternamente soltera. Así que no soy nada. Solo me ha gustado una chica de la cual me enamoré y nunca olvidé. Cuando le declaré mi amor, ella dijo que tuviera mucho sexo con otras mujeres para olvidarla. Ante todo, mi apariencia es lo que más amenaza a mi familia, vecinos, compañeros de estudio y trabajo. No tránsito en el género. Me considero mujer. Mi madre me preguntó si soy machorra, con el sentido ofensivo y vergonzante de no ser heterosexual, aunque me sigan gustando los hombres. Me canso de los rótulos del feminismo, de los estereotipos de ser mujer en organizaciones de mujeres y de cualquier tipo. Por eso insisto en que no soy nada. Mi sexualidad la ejerzo con mis dedos, mi mente y la pornografía. Es la sagrada masturbación la que me da placer. Recuerda que no soy nada. No soy la mujer que quieres que sea. Soy la nada que me construyo a mí misma. No soy nada. Por eso llevo mi vello púbico largo, solo lo corto para ir la citología o una operación (cirugía). Amo mi vello público. No soy nada.

Texto elaborado en el taller Fanzine del Ciclo Rosa de la Cinemateca de Bogotá, 21 de agosto de 2019. Será expuesto el 31 de agosto en la Galería. Allí me darán cinco copias.