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domingo, 15 de mayo de 2022

Lost in translation

Película escrita y dirigida por Sofía Coppola (2003). Protagonizada por Scarlett Johansson y Bill Murray. Él es Bob, un actor reconocido de Hollywood que está en Tokio haciendo un comercial para el whisky Suntory. Ella acompaña a su pareja, quien trabaja como fotógrafo de una banda musical. 

A Bob y Charlotte los une el insomnio, pero más que el insomnio, es el aburrimiento, el sin sentido, el tedio. La amistad se va construyendo poco a poco. Comparten situaciones banales como pasar la calle entre el tráfico de manera prohibida, ir a fiestas, cantar karaoke. Parece que la tecnología es una maravilla en Japón, pero esto no saca a las personas de los estados existenciales o de frustración, se requiere de la magia y la química de compartir con alguien la vida cotidiana, los momentos etéreos. 

Unos maravillosos primeros planos y planos enteros de la joven Charlotte aburrida en la ventana del hotel con la ciudad de Tokio de fondo, contrastan con los planos generales y medios de una pareja japonesa, vestidos con el kimono tradicional, evidencian la ilusiones amorosas a la puertas de un templo budista. La música como el jazz, rock y pop acompañan los distintos estados emocionales: nos ayudan a transitar los altibajos y las alegrías de los personajes. 

Hace poco Sofía cumplió años, y hasta ahora me veo esta joya cinematográfica. Como esta historia, todo tiene su tiempo. Volviendo a al película, como dato curioso, las escenas en las calles se filmaron sin los permisos de producción necesarios. Y para finalizar, no entender un idioma nos aísla y nos hacer rumiar los mismos pensamientos una y otra vez, así como estar en otra cultura evidencia las diferencias gastronómicas, arquitectónicas, tecnológicas, lingüísticas y de visión del mundo.