Buscar este blog

viernes, 20 de marzo de 2020

Viejo calavera

Película boliviana de Kira Russo, exhibida en el 2016. Es una película sobre un joven minero que no le interesa ese trabajo sino el alcohol y las drogas. El protagonista, Elder Mamani parece revelarse a la explotación con su dejo de las tareas duras de la mina. La película se sitúa en una comunidad de mineros en Bolivia. La mayoría de planos son en la noche o en el socavón.

En la primera parte de la película, Elder aparece escapando de alguien y drogándose, mientras vuelve a la discoteca a bailar y beber. Luego corre mientras la cámara lo sigue en travelling y deja que se vaya y se conecte con las imágenes de la abuela Teresa. Teresa es una mujer mayor que busca en la noche a su hijo Juan, quien falleció. Los familiares la encuentran. Ahora Elder vive con la abuela. Algunos primeros planos en paneo encuentran y dejan a los personajes en una fotografía cálida, que deja ver en sus facciones los deseos, frustraciones y cansancio. La casa y la mina son lugares donde la luz casi no existe o se revela por las velas y las linternas.

Esta película me remite, de alguna manera, por su temática sobre la masculinidad a la película The ground we won (2015) de Chris Pryor. La masculinidad con códigos de comportamiento entre los hombres evidencia problemas de adaptación a trabajos rudos que son sobrellevados por el juego, el alcohol o un viaje a una casa de descanso con piscina, sauna y mesa de billar. También se manifiesta la búsqueda de los derechos de bienestar social en el trabajo, labor que hacen los mineros sin ser reconocidos por su aporte a la economía de Bolivia, ni ver este aporte reflejado en su pueblo.

Son muy importantes las imágenes de las máquinas en la mina, el ruido que producen y cómo el carbón o la oscuridad revela unos rostros humanos con necesidades como escapar del duro y exigente trabajo de la mina. Mientras otros mineros se muestran comprometidos con la mina con rostros reposados y voces pausadas. Y la abuela aparece al principio y al final de la película para esperar a este hijo pródigo. Las fotos también se muestran como una búsqueda de ese identidad, del quién soy, de quién hago parte: por qué no quiero este mundo y este mundo me expulsa. Pero el hogar y la cama esperaran siempre con afabilidad al incomprendido.

El auge de lo humano

Película de Eduardo "Teddy" Williams exhibida en el 2016, fue una coproducción de Argentina, Brasil y Portugal. Esta opera prima es reconocida por la crítica cinematográfica, así como por varios festivales como el Festival de Locarno. Muestra a diferentes grupos de jóvenes en Argentina, Mozambique y Filipinas. Conecta a estos grupos con una necesidad de deambular y reunirse para compartir el tiempo y vivir la vida en el parque, la calle o mediante la conexión a internet ante un proyecto de vida a la deriva. Independientemente del lugar los jóvenes buscan conectarse con la realidad objetiva y virtual.

Es una película que exige mucho del espectador para no abandonar y disfrutarla. Los jóvenes hablan por teléfono, chatean por celular o por el computador en redes sociales, hablan de sus vidas o sus quehaceres mientras la cámara los persigue a donde van. Es como si la cámara los levantara de sus camas y los llevara a otros lugares. Siempre una cámara en mano muestra los personajes, un hormiguero o un video en las redes sociales nos transporta a otro lugar. Las preocupaciones son similares: estar conectados y en comunidad.

Unas imágenes muy bellas de hormigas en su guarida nos llevan de Mozambique a Filipinas en una montaña, personajes que caminan y hablan sobre sus deseos y disfrutan del medio mientras reflexionan sobre nadar, intimidar al otro, tener ganas de besar al otro pero conscientes de una mirada vigilante: la cámara.