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viernes, 1 de enero de 2016

2016

Este año lo recibo con tranquilidad. Eso me hace sentir dichosa. Ya no siento esa pesadumbre, malestar o tristeza del año pasado en esta misma época. Ahora siento que la vida es bella en el desempleo, en la búsqueda de lo bello en lo cotidiano.

La vida no solo esta hecha de grandes ambiciones profesionales o tenencias (casa, carro, haciendas, acciones, etc.). La vida esta hecha de momentos bellos cuando voy a comprar el mercado en San Sebastián, cuando camino, cuando me baño, cuando hago un almuerzo o desayuno rico para mi, cuando comparto con mis amistades o las personas que me ha presentado la vida, cuando sonrío con las personas, cuando me asombro del día a día en su simpleza y al mismo tiempo en su grandeza.

En el año 2015 estuve triste, desanimada o deprimida, pero también tomé la decisión dejar el trabajo que me entristecía. Comencé un nuevo ciclo con un rito de Yagé.  Caminé por los cerros orientales de Bogotá, el cerro Quinini, Chingaza, el nevado del Tolima (sin subir a las nieves perpetuas), al nevado del Cocuy, y en Bogotá desde la carrera 15 con calle 79 hasta la calle 26 con carrera 38, lo hice por lo menos una vez a la semana durante dos meses, la semana que más caminé hice este recorrido cuatro veces. Fui tres veces a visitar a mis papás. Fui con mi papá al mercado a San Mateo y Soatá. Le tomé muchas fotos. Él me dijo que le estaba haciendo una penincula (así le llama a las películas). Hice el primer nivel de inglés y conocí a personas maravillosas. Hice mi primer camping a 4300 metros sobre el nivel del mar en el nevado del Tolima. Gané varios derechos de petición. Me mojé en un aguacero torrencial con mi capa naranja Singing in the rain.

Leí varios libros como: Ensayo sobre la ceguera, Lo que no tiene nombre, La rebelión de los oficios inútiles, uno de Agota Kristoff, otro de otra escritora europea, volví a leer los cuentos de Horacio Quiroga. Bueno, no leí más de 1000 páginas, pero leí algo.  Leí varios blogs de viajes como Sin Mapa, Acróbata del camino, Los viajes de la nena, Viajando por ahí, Mochileros y Viajes de Paco Nadal. Conocí a Lynda Barry, una bella artista que te enseña que cualquiera puede ser escritor y dibujante si cultivas diariamente estas habilidades mediante un cuasi religioso diario. Leí noticias en The Guardian sobre los refugiados que se murieron en el mar mediterráneo, quienes trataron de escabullirse de la muerte de una guerra fratricida pero el agua se los llevó en improvisadas barcas o botes de neumático o madera.

Estoy asombrada con el cariño y la solidaridad que recibo de las amistades y la gente en general.

Agradezco a mi terapia psicológica por el apoyo emocional que representó para superar mi tristeza, para animarme a vivir cada día, a dejar la desidia y buscar lo que realmente quiero para mi. Agradezco a Paola, Daniela y Lorena, personas increíblemente respetuosas de mi historia y mis sentimientos, jamás me sentí juzgada por ellas sino todo lo contrario porque fueron un apoyo profesional increíble. Lloré en ese consultorio sin saber porqué mientras Paola me preguntaba ¿es de tristeza o de alegría? A veces no sabes por qué lloras.

Me vi con Bibi y con Pol. Me escribió Ramón algunas veces y al finalizar del año. Alejandra estuvo muy pendiente de que mejorara mi ánimo, me escribió correos diarios animándome. MaE fue muy bella y me jaló las orejas cuando mi hermano me trató mal ,y me dijo que sin piedad con esos hombres abusivos. Nina fue una escucha inagotable. Any me hizo reír. Anita me aconsejó afiliarme a una página de inglés para trabajar en otros países mientras viajas y aprendes de su cultura y el idioma. Lili me celebró el cumpleaños y me invitó a su casa. Amalfi me llevó a Sumapaz y me hizo reír, además me corrigió que no escribiera mal en este blog, que eso era imperdonable para mi. Mis hermanos y padres me apoyaron. Mi hermana Marinela me ayudó a renunciar, me apoyó emocionalmente para que dejara ese trabajo que ya me atormentaba. Me vi con Carmencita y me presentó su hija.  Andreita, July, Diana, Dieguito y Marinela me prestaron sus cosas para ir al nevado del Tolima. Lucía me invitó el 24 de diciembre a almorzar.  Caro bu me trasmitió su estela de misterio. Lina de teatro siempre me recuerda y me invitó a su cumpleaños. Manuel me pagó el dinero que me debía y volvimos a ser amigos. Nancy me llamó muchas veces y me contó cómo va la empresa. Fui a ver dos veces a la profe Juana en temas sobre restauración de archivos cinéfilos como La nariz del diablo que hace parte de la serie de televisión Yuruparí.

Gracias a la vida por quererme tanto.

También vi muchas películas que alimentaron mi alma. Descubrí a Chantal Akerman, una cineasta belga que trata temas como la rutina de la casa. La conocí cuando se murió y así fue como conocí a Amy Winehouse.

Y por último, dormí mucho.

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