este lenguaje que no puede
que no detiene el tamaño de las uñas
y parece dormir
la una,
la otra,
la misma mil
porque amanece a cualquier hora
y se desocupa la vida
(ligera forma de mentir sobre lo eterno)
en pie y encima de la casa
innombrable, tras la mano extendida y rechazada
Todos,
todos los miedos caminan bajo las sombrillas.
Por Martha Lucía a Ortiz Cárdenas, 25 de julio de 2017, 3:05 p.m.
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