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domingo, 31 de mayo de 2015

Gente de bien

Película de Franco Lolli, 2015.

Un niño anda de casa en casa. Eric. Su padre trabaja como carpintero en un apartamento estrato alto en Bogotá, donde la profesora María Isabel.

Película que habla sobre las diferencias de clase social, que no solo acarrean una manera de pensar, sino de actuar y comportarse dependiendo del contexto social.

Tiene una historia lineal, pero su final es incierto y deja que el espectador participe de él.  Que lo construya. Queda el público como que faltó algo, como desasosiego. Cámara al hombre como el cine de la nueva ola francesa de Jan-Luc Godar en Sin aliento (1960). Al principio parece marear al espectador con la circularidad de la imagen. Las luces de la ciudad, las luces de navidad marcan las escenas.

Yo me he sentido así en muchos espacios. Aquí la propaganda de estar en lugar equivocado de Davivienda tiene mucha cabida. Lo expreso más cuando estoy en algún cumpleaños de la oficina o de compañeras o amigas, situaciones en las cuales no se manejar los cubiertos. Esa escena la hice en teatro y me salió tal cual como lo hago en la vida real, aunque la idea no era distraer al público con los cubiertos sino presentar una situación en jeringonza sobre un conflicto entre amigas.

El personaje que más me gustó fue Eric y Lupe, su perra.

Es una historia honesta.

Casa Dentro

Película de Joanna Lombardi,  exhibida en 2012 en Perú. "Excelente" Así respondí al periodista sobre ¿cómo me pareció la película? Con ganas de escabullirme de las cámaras pero encerrada, siguió ¿de qué se trata la película? Sobre la cotidianidad, la familia, la tensión entre una madre y una hija, el cambio de roles entre las empleadas y la dueña, y el centro de atención es tuna, la perra más querida por Pilar, la señora y dueña de la casa, la protagonista.

El conflicto de la película, el cumpleaños de Pilar. Cinco mujeres se develan ante la cámara: Pilar, Patricia (hija de Pilar), la hija de Pilar, Milagros, y Consuelo. Se destaca la actuación de los personajes que muestran tensiones entre las relaciones de afecto y de poder entre las empleadas domésticas, mientras los diálogos apenas son un metalenguaje. Magistral actuación que habla de los conflictos que las mujeres no se dicen o tramitan a través de las palabras, hablan más sus cuerpos y las atmósferas.

Planos fijos y planos de detalle muestran la belleza de las manualidades en  la cocina, como desgranar habas, moldear la masa del pan, poner la mesa, fregar la losa, abrir la puerta, lavar la ropa, etc. Es un rito a la contemplación de la cotidianidad.

Las ventanas son las miradas de los personajes. La mesa es el centro de la tensión entre los conflictos de la familia de tres generaciones femeninas. Y la cocina es el lugar que da utilidad a las mujeres de la casa, es un lugar de encuentro y de órdenes, es un lugar de distracción aunque la televisión no funcione. Cada personaje escucha lo que quiere escuchar.

Parece excesivamente lenta, pero realmente se detiene en el día a día de una casa de una señora octogenaria, adinerada, que busca sentirse útil haciendo oficios. O mejor busca afecto. La maternidad y ser empleada doméstica aparecen como roles femeninos en los cuales se tejen vínculos o se marcan relaciones de poder en el espacio familiar por excelencia: la casa.

Es una de las películas de CICLA (cita con el cine latinoamericano)  que hoy termina en la Cinemateca Distrital.

Shundul

Ayer viendo El abrazo de la serpiente me acordé de la pócima, que decía el capitán Sikuani, para enamorar a una mujer o a un hombre: el shundul. Hoy con ayuda del internet lo recordé.

El abrazo de la serpiente


Un título que me da miedo. Le tengo miedo a las serpientes. Me imaginé una boa grande, comiéndose todo el tiempo a los humanos. Humanos malos que quieren robarse la sabiduría de la selva, específicamente los blancos (alemanes, españoles, estadounidenses, brasileños, colombianos y peruanos) .

Es una historia sobre varias comunidades indígenas del amazonas, situada a comienzos del siglo XX, si mal no recuerdo empieza con una descripción realizada en 1909 por el etnógrafo alemán Theodor no sé que...

Resalto que los diálogos son en lenguas indígenas, mientras que el español, el alemán, el portugués e inglés aparecen en pocas ocasiones. Su dirección de arte, la elección del blanco y negro, su fotografía, planos fijos, planos largos, y algunos planos de detalle hacen que el espectador esté en la selva y se identifique con ese mundo mágico de los pueblos indígenas, especialmente el mundo de los sueños.

Los ríos, su pasividad y agresividad de sus aguas aparecen alternando en medio de un paisaje exhuberante. Un potrillo o barca lleva a dos indígenas, Karamakate y el fiel servidor del (no me acuerdo del nombre) alemán Theodor Koch-Grunber. Son dos historias. La primera es la búsqueda de una planta que curaría de una enfermedad a Theodor, y la segunda de otro etnobotánico que sigue los pasos del primero etnólogo alemán.

La historia comienza en el siglo XX y después hay flashback y flashforward que combina las historias para darles una continuidad con Karamakate.

Esta película la vi, cuando ya había leído la crítica cinematográfica de Pedro Adrián Zuluaga, que exaltaba el buen desarrollo del relato pero hacía ver lo escencialista que podría ser esta película al categorizarla como la única del amazonas, que borra otras imágenes cinematográficas existentes. Angela, literata comentó en el blog de La pajarera del medio, que "es una película para blancos". Fui a verla con este escepticismo y sin tantas expectativas.

Me gustó el desarrollo de los personajes, el diseño del vestuario, y se nota que la cinematografía colombiana ya no tiene problemas técnicos y está basada en un excelente guión.

El capi aparece como sustancia alucinógena necesaria para realizar un viaje que cura las enfermedades y hace ver que los ríos no solo tienen dos orillas sino pueden ser cinco (5) o las que muestren los sueños.

Rescato que confronta el conocimiento objetivo del método científico, lo ridiculiza o lo lleva a otras formas de conocer la naturaleza, además de situar la película en el contexto de los caucheros, la eliminación de varias comunidades indígenas y la guerra con Perú. Hace ver a los indígenas como si no fueran colombianos, se les llama colombianos a los colonizadores, al Estado y a los grupos armados.

Como dice Pedro Adrián Zuluaga, prefiero ser cauta y decir que esta es una película más, solo que bien hecha, pero no es la única sobre la selva amazónica. Como dice Chimamanda, una de las literatas favorita de MaE, la historia se compone de muchas historias no de una historia oficial. Es mejor dejar tanto nacionalismo y euforia porque fue premiada en Cannes. Ha tenido bastante prensa por esos galardones en estos días. Ya el tiempo le dará su lugar.

miércoles, 27 de mayo de 2015

Muerte

Hoy me conmueve la muerte. La muerte de 27 guerrilleros. 27 personas que los titulares de la prensa los hacen ver como malos, como un trofeo de la guerra. La historia de la humanidad muestra que las sociedades siempre han tenido guerras, y que mantenernos en periodos pacíficos es todo un reto, ya que siempre hay motivos pa'pelear, pa'eliminar al otro.

Estas 27 personas que hoy o ayer perecieron me duelen. Son mis hermanos. También me duelen los otros muertos, o cualquiera que quiera sobreponer el odio y la venganza. Esto parece un círculo vicioso. Ojalá se rompa algún día. Ojalá nadie se matara. Ojalá hiciéramos justicia, ojalá hiciéramos memoria, ojalá recordáramos y nos sintiéramos culpables como sociedad por estas muertes, ojalá no las dejáramos en el olvido.

Muy seguramente estas personas son campesinos, afros, negros o indígenas, ya que los combates o bombardeos fueron en el Cauca, un departamento con un porcentaje alto de población étnica.

Le conté a mi hermano Fabián, esta apreciación. Él me dijo que cualquiera gana la guerra con bombardeos, que así fue que le ganó Estados Unidos a Japón, con dos bombas atómicas.


sábado, 23 de mayo de 2015

Pueblo

Para mis fans número uno del blog, Ana Margarita, María E. y Nina.

Cuando estuve en mi pueblo hice pequeñas cosas. Llevé una banca para mi mamá. Ella quería un butaca para sentarse. Es como una cajita de madera de no más de 50 centímetros de alto. La compré en el pasaje de Rivas el fin de semana anterior al 7 de mayo. Había muchas butacas o bancas pero la que más me gustó fue la del diseño más sencillo, menor peso y fácil de cargar en el bus. Tiene unos defectos de construcción, pero me gustó su diseño.

El jueves que llegué me levanté y me bañé -esto es algo raro porque siempre suelo quedarme en la cama echando pereza por varios días, yendo al baño, nada más. Luego fui a comprar la laca y lija para  arreglar la banca. Estas cosas me recordaron el final de año del colegio, lijando y pintando los pupitres.

Cuando fui a la ferretería, vi varias paredes de ladrillo que reemplazaron la tapia pisada. Se veían las estructuras más pequeñas, es como si las de antes fueran más imponentes y señoriales. Algunas calles siguen siendo angostas y otras las están construyendo. También hay varias casas nuevas. Según mi mamá, eso es símbolo de que el pueblo no decae sino que hay dinero, que la gente se queda porque hay economía. Pero algunas casas nuevas son de gente pensionada o ganaderos pujantes.

Mi casa tiene dos partes, una vieja y una nueva. La nueva es de la ladrillo y la vieja es de tapia pisada. Ésta última esta que se cae. Sus columnas están a punto de colapsar con la ayuda del gorgojo. En medio de casi ruinas, me gusta mi casa vieja. Está llena de objetos y más objetos. En el corredor hay mochilas de fique, fibra, la peinilla de mi papá, la grabadora de más de 30 años, un canasto de alambre con varias cosas, el peso de pesar la cuajada, las materas, etc, etc. Frente a este hay muchas astromelias, un durazno y hierba que parece meterse al corredor.

Otra de las cosas que hice, fue pintar unos canastos gigantes con laca para que no se los comiera el gorgojo. Además lave mi ropa y algunas prendas que encontré en la lavadero. El solar de mi casa tiene maíz, ya está grande, por ahí en agosto espiga y hay mazorcas; de pronto mi mamá hace unas sarapas o arepas y nos envía una encomienda con más pan, duraznos y perejil.

Vi las montañas grandes de mi pueblo, parecen dos brazos o bandejas levantadas. El color verde esta a todo esplendor en La Uvita, Boavita y Soáta. El sol estaba brillante, radiante parecía verano en medio de tanto verdor. Cuando vi estos paisajes me acorde de Eduardo Cabellero Calderon y su libro Siervo sin tierra.

Algo que me gustó fue ver unas cascaras de huevo en una olla grande, con unas cebollas largas y lechugas. Mi mamá no renuncia a dejar de cultivar la tierra. Estas son sus obras de arte. Algo que parece abandonado y avejentado, ella le da vida. Otra cosa bonita es que ella sabe que me gusta el perejil y lo tiene regado cerca a la casa y al lado de camino para ir a Nero, el perro amarrado y querido por mi papá.

Mi mamá volvió a llamarme la atención por la historia que escribí el otro día sobre la casa en este blog. Me dijo que borrara eso, que eso no era de una persona educada, con tantos títulos, que cómo iba a poner que la casa era un chiquero, qué a quién se le ocurría eso. Me dio risa.  A ella le parece irrespetuoso. Pero a mi me gusta mi casa con mugre por todos lados, me parece encanto. La encuentro llena de recuerdos y veo que la naturaleza está en ella, los árboles grandes como los chirimoyos, las brevas y los guayabos en los que me montaba cuando era niña o los veía gigantes. Siempre tendrá verdor.