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domingo, 14 de enero de 2018

Julien

Ayer, 13 de enero de 2018, fui a ver una película. Parece que las relaciones sociales se sostienen por las mentiras o secretos. No tengo secretos. He contado casi toda mi vida. Se escaparan algunos detalles, algunas historias. Siempre empiezo por lo peor. No suelo revelarme como un buen vino, sino como un alcohol ordinario sin madurar.

Ayer supe que cargo con el lastre "síndrome del yaciente o fantasma". Es cargar con el nombre de alguien que murió trágicamente. Mi prima murió cuando tenía 10 o 12 años, en un accidente de tránsito. Llevo su nombre. En el álbum familiar hay una foto de su cuerpo en el ataúd. Esa foto siempre me ha horrorizado. Y curiosamente a veces he pensado que moriré en un accidente de tránsito.

Y lo mejor que me ha pasado este fin de semana es escuchar las canciones de Julien Baker. No entiendo sus letras en inglés. Pero busqué sobre ella en español y escribe con el alma rota, con el corazón a punto de fenecer. Es increíble. Es como una pequeña Amy Winehouse. Es autodestructiva. Es bella. Es lesbiana. Es cristiana. Es austera. Es simple. Su música es preciosa. Con 22 años me hace alucinar. Algún día descubriré que dicen sus letras acompañadas de una bella música. La conocí por Tiny desk NPR. Esta página la puedo ver en la oficina. No está prohibida. Menos mal. Salió hace cinco (5) días este precioso video.

Quisiera leer pero soló leí unas 20 páginas, un libro de Susan Sontang que encontré en una mesa de noche desconocida, esta mañana. Qué bellos regalos te da la vida. Era sobre la fotografía, si se considera arte o cómo se ha conceptualizado sobre ella.

Llueve y el frío acompaña mis dedos de los pies. Vuelve a ratos un pito en el oído que me recuerda que no he dormido lo suficiente. Suena la lavadora. Quisiera que sonara la nevera de aquella persona. La asesinaba cada vez que el motor retomaba su marcha. Hoy la vida es bella. Veo el libro "Manual para mujeres de la limpieza". Me leeré un cuento al azar.

Abrazos a todos, todas, todes, todus, todis. Podemos jugar con el lenguaje porque crea realidades.

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