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jueves, 20 de abril de 2017

Elena Ferrante

Elena Ferrante ha llegado como una bendición. He olvidado la vida: buscar trabajo, comer, dormir, ir al baño, etc. Me la paso leyendo como loca. Es un tesoro. Es una droga. Me he considerado mala lectora, pero una vez que ella te coge no te suelta. Casi que no me agarra. Duró un mes, en la mesa de noche, diciendo ¡agárrame! Y nada que le prestaba atención. Y cuando lo agarré sin esperar tanto de él, me colmó, me alucinó. Ha sido fascinante.

El otro día fui al baño a media noche. Me miré en el espejo. Mis ojos estaban rojos, cansados, irritados pero mi cabeza estaba en la historia. No lo puedo creer. Es genial. No me atrevo a decir una palabra para que se aventuren a leer la saga de Las dos amigas. Son cuatro libros maravillosos. Voy en el tercero y jamás había leído un libro de 500 páginas en dos días. Escribe muy sencillo. Nada que ver con Finnegans de James Joyce. El cual intenté leer pero es demasiado erudito para mi.

Gracias MaE por darme a conocer a esta escritora brillante. Que por cierto lleva tu nombre, aunque es un seudónimo. Y uno de los personajes también. Hoy busco como loca el libro en internet. Lo conseguí. Y de repente abro una nota de Señal Colombia donde El profe, Álvaro González Villamarín, escritor y locutor de La Clase en Radiónica, dijo que el tercer libro, "Las deudas del cuerpo", lo trasnochó.

Hubiera querido ser así de avezada como uno de sus personajes, a pesar de que su vida es una montaña rusa. Incluso me imagino la ciudad y el barrio donde pasa la historia. Como dice el slogan "leer es volar". Ahora lo siento.

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