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jueves, 17 de septiembre de 2015

Personaje


¿Quién es ese personaje?

Soy yo. Tengo 34 años. Me veo pequeña y al final de la página bordeando el límite. La mirada es radiante y transmite ingenuidad. Su apariencia revela masculinidad en tanto su voz saca la feminidad. Mi cabello expresa rebeldía aunque en realidad soy muy pasiva y acato con obediencia las ordenes. De alguna manera mi apariencia refleja inconformidad, puede que austeridad con mi cara lavada y mi ropa desgastada y casi siempre la misma. Hoy me inquieta hacer un cambio en mi vida qué no sé por dónde arrancar.

El dibujo tiene algo que me gusta mucho, son las líneas ondeadas. Me gustan los círculos y el movimiento. Deseo estar en movimiento, ser más flexible y más fresca y relajada con la vida. Espero dejar mi psicorigidez, esa línea recta que me parte.

Me la he pasado haciendo vueltas de la DIAN sobre la declaración de renta, el teléfono con ETB, y un derecho de petición contra la Clínica Fundadores que ya ha pasado por las Superintendecias de Salud, Financiera y de Industria y Comercio, y ahora espero que la personería de Bogotá me ayude, pero como que el caso se estancó y se lo pasaron a otro profesional, y también espero alguna respuesta de Bancolombia para que me de un argumento que me sirva de base para reclamar nuevamente a la Superintendica de Industria y Comercio.

Estos quehaceres han ocupado mi día a día. También la pereza y el descanso, visitas a la familia, encuentros con las amigas y el cine.

Sueño y deseo ser analista cinematográfica feminista y vivir de eso. Le conté esta semana a mi amiga Bibiana Ángel que está en Rio de Janeiro, que hay un pregrado en Argentina sobre Historia, Teoría y crítica cinematográfica. Ella me dijo que no me fuera para allá, que iba a ser otra colombiana más, y que ese país está difícil económicamente y los colombianos allá no somos queridos sino discriminados. La verdad, esto me desanimo y pienso en buscar otra opción.

Otra alternativa de estudio que vi fue un Master de Crítica Cinematográfica de Caimán Cuadernos de Cine, en Madrid. Este curso comienza en octubre y no alcanzaría hacer las vueltas de visa y para buscar el sitio para alojarme en Madrid, y también me faltaría el dinero.

Esta semana me inscribí a dos cursos gratis para redacción en internet y redacción de textos académicos que espero me ayuden a mejorar la escritura.

En cuanto al sustento me inscribí a la convocatoria laboral de Migración Colombia. Busqué un trabajo fácil así fuera poco remunerado, pagan 2 millones algo, pero si logro pasar aprendería algo nuevo y el trabajo no sería pesado. Bueno, eso es lo que me imagino yo, porque pagan poco. Sería para ser oficial de migraciones. Para eso tengo que estudiar la página de migraciones y en qué consiste ese trabajo.

A veces pienso y dudo. Quiero pasar el resto del año no haciendo nada y el otro año busco trabajo. Aunque en realidad he pasado más de 10 hojas de vida a trabajos recomendados por las amistades. Y otras veces pienso, es ahorita o nunca que me atrevo a buscar algo en mi vida que disfrute más.

Otra opción es estudiar inglés en Australia o Nueva Zelanda. Voy a ir a la charla con Colfuturo el próximo 24 de septiembre para ver cómo es y si lo puedo hacer. A veces siento que debo hacer algo distinto, pero en ocasiones me pesa la resignación y me digo a mi misma, será seguir haciendo lo mismo…

Esta semana leí en el blog de Acróbata del Camino que el no saber inglés es por pereza de estudiar. Le hallo razón porque soy muy perezosa y no tengo disciplina para estudiar de manera autónoma, debe ser que me gusta la educación de obediencia, donde me pidan tareas y me castiguen sino hago las actividades.

También quiero comprar unos libros sobre viajes que me valen 230 mil pesos, pero esta semana me gasté 500 mil pesos en ropa, y no deje para los más importante. Todo porque mi mamá me dijo que tenía una chaqueta fea con la cual me veía boba, que no le gustaba. Otra persona ya me había dicho que esa prenda era fea.

En cuanto al dinero he tenido conflictos morales conmigo misma. Quedamos con mi hermana de pasar un poquito de dinero a mis papás para ayudarles a la manutención. Ella le daría dos cientos mil pesos a mi papá, y yo la misma suma a mi mamá, de manera mensual. Ahorita cuando mi hermana me pidió la cuota me asusté un poco por el tema de controlar el dinero para que me dure lo más posible durante el desempleo o la vacancia.

Pero después fui y me gasté una suma desmesurada en ropa que dije, ¡ah! me voy de viaje con mis papás y me gasto el dinero, y de igual forma tengo la responsabilidad de mantener a mis papás y más que ahorita están enfermos. Le pregunté a mi mamá que si nos íbamos para Santa Marta y compraba los pasajes y me dijo que no, que se sentía enferma y que para ir hacer gestos mejor se quedaba en la casa.

No me gusta de mi misma esas cosas que he dicho, la rigidez, puede que la austeridad o el demasiado ahorrativa en cosas que al final parece que fuera contracorriente, como no comprar un celular nuevo porque el plástico y componentes ayudan a destruir el medio ambiente, no se pudren o no cierran su ciclo de vida, sino que dejan desechos que duran millones de años en desaparecer. Bueno, esto último es algo ético que hago como una acción sencilla para ayudar al ambiente. Como dicen es mejor ir ligero y liviano de equipaje y no apegarse a lo material sino a las cosas buenas de la humanidad.

Me gusta la pereza. No voy a decir que no porque me gusta. Me gusta dormir hasta tarde y ver que la vida pasa sin novedad alguna, solo viendo si hace sol, frío, llueve o rosea un poco en Bogotá. Como que no pensar en nada, no tener preocupaciones es algo bonito y saludable.

Deseo seguir con la terapia psicológica. Siento que me ha ayudado mucho a manejar las relaciones y las situaciones de la vida cotidiana. Me hace falta aprender a decir las cosas sin agredir y sin sentirme mal conmigo misma, pero ahí voy aprendiendo.

Deseo ser soltera. Deseo no amar a nadie sino solo a mi. Pero como la vida es una ironía puede que más me demoré en gritar que en estar metida de pata imaginando que estaré viejita con alguien a mi lado, consintiéndome y llevándome la corriente o sonriendo simplemente. No deseo volver a estar con alguien que no me quiera y que solo sea por sexo.

Deseo no tener hijos, ya he sido más que una puta madre con mis hermanos, la cual no sabe lidiar con ellos, por lo cual cargo con la culpa de que sean desordenados, desaseados y poco responsables con su estudio. Esta culpa es un sentimiento que me negaba aceptar una vez que me lo dijo mi hermano mayor, pero después que la psicóloga me dijo, lo acepté sin problemas. He sido muy sobreprotectora, seguramente buscado ese afecto y cariño en mis hermanos menores.

Deseo viajar por muchos lugares, aprender a regatiar para comprar las cosas, conocer las personas, sus costumbres y ser menos ingenua o más avispada para que la gente no se aproveche de mi. Deseo aprender acampar en un lugar remoto. Deseo viajar echando dedo por el mundo. Deseo ser artista o vivir en medio de las artes. Deseo retarme pero realmente me da miedo. Me da miedo asumir un trabajo distinto que no sea lo que venia haciendo, es una contradicción ¡¿no?! Bueno, eso soy yo una contradicción.

Soy ambiciosa. Deseo un apartamento bonito en un lugar central en Bogotá. Vale mucho dinero, más de trecientos o cuatrocientos millones de pesos. Deseo en grande. Lo intenté y el banco no nos prestó el dinero. Así que sigo en arriendo pero sin deudas. Renuncio a la idea de comprar en la periferia porque prefiero la calidad de vida de dormir hasta tarde o ir a pie al trabajo, o pasar poco tiempo en el transporte. Me gustaría seguir viviendo en el barrio El Recuerdo. Es muy bonito.

No deseo volver a trabajar pronto. Mi amiga me decía que me habían explotado mucho y por eso no quería trabajar. Pero yo a veces siento que soy débil y no aguanto trabajos pesados. Siento que emocionalmente no doy y que me derrumbo como un castillo de naipes. Esta vida contemporánea, o bueno, la vida para los pobres siempre ha sido dura. Renuncio a la idea de seguir trabajando muy duro para vivir la vida que se quiere. Quisiera vivir como los ricos sin tanto afán y sin tanta esclavitud, con las facilidades que da el dinero sabiendo que no lo es todo, y teniendo acceso a las artes y el cine, porque ellos si acceden y lo disfrutan.

Me proyecto en el futuro dentro de 30 años como la hermana, hija y amiga que hizo lo que se desajustaba al sistema sabiendo el costo emocional de ir contracorriente. Batalló con los miedos siempre, no fracasó en su sueños y logró hacer lo que quería, como vivir entre el cine y el teatro, ser una mujer sencilla, humilde, solidaria, caminante y tranquila.

Nota: Este escrito es sobre un dibujo que hice para la terapia psicológica. Este texto también es para terapia.

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